Es algo incierto todavía hoy en día. Se trata
de un trastorno neurobiológico heterogéneo y complejo, que no puede explicarse
por una única causa, sino por una serie de condiciones genéticas junto con
otros factores ambientales.
Factores genéticos: Se han llevado a cabo estudios en familias, gemelos y
niños adoptados, que han revelado que la genética juega un papel muy importante
en la transmisión del TDAH entre generaciones. Se estima que el 76% de las
causas del TDAH puede atribuirse a factores genéticos. Según los estudios, los familiares de las personas con TDAH tienen
cinco veces más probabilidades de presentar el trastorno, que las personas sin
antecedentes familiares. Además, se
ha señalado en otros estudios, que la frecuencia del TDAH es mayor en los
familiares biológicos de aquellos que padecen el trastorno, que en los
familiares adoptivos.
Factores ambientales: Se han asociado una serie de factores ambientales como
factores de riesgo de padecer el Trastorno por Déficit de Atención e
Hiperactividad, principalmente, durante el embarazo, el parto, y después del
parto. Se consideran factores
ambientales: Principalmente: nacimiento prematuro, encefalopatía
hipóxico-isquémica (síndrome que se manifiesta en la primera semana de vida
producido por la disminución del aporte de oxígeno (O2) o la reducción
mantenida del flujo sanguíneo cerebral), bajo peso al nacimiento y consumo de
tabaco y alcohol durante el embarazo. Otros factores ambientales son el consumo
de heroína y cocaína durante el embarazo, exposición intrauterina al plomo y el
zinc, traumatismos craneoencefálicos en la primera infancia, infecciones del
sistema nervioso central o la adversidad psicosocial.
Factores psicosociales: Los factores psicosociales no se consideran críticos en
la etiología del TDAH, es decir, que no se cree que sean factores
determinantes, aunque sí desempeñan un papel importante en el trastorno y sobre todo, suponen una oportunidad para la
intervención.
Así,
algunos investigadores se han centrado en la familia, sobre todo en los
factores contextuales (estrés, desavenencias matrimoniales o trastornos
psicopatológicos de los padres) y la interacción entre padres e hijos.
La causa
principal del TDAH es la herencia. Aproximadamente el 75 por ciento de
los casos con este trastorno tiene causas de origen genético. No obstante,
determinar este origen es complicado ya que la patología no la causa un solo
gen y además estos genes interactúan entre ellos. Hay muchos implicados,
principalmente los sistemas que regulan la dopamina, la adrenalina, la
serotonina, etc. Es una herencia poligénica y compleja porque también
interactúan entre ellos, etc.
Además del
origen genético, Díez explica que hay una serie de factores,
los denominados perinatales, que están relacionados
con el embarazo, el parto y los primeros meses de vida que
también pueden producir TDAH. Estos son el consumo de tabaco y alcohol durante el embarazo o la presencia de
sufrimiento fetal, entre otros.
Las lesiones cerebrales: Los niños
que han sufrido una lesión cerebral pueden mostrar algunas conductas similares
a las de quienes padecen del TDAH. Sin embargo, solo un porcentaje pequeño de
niños con TDAH han sufrido una lesión cerebral traumática.
El azúcar: La idea de que la azúcar refinada
causa el TDAH o empeora los síntomas es común, pero la investigación descarta
esta teoría en lugar de sustentarla. En un estudio, los investigadores les
dieron a dos grupos de niños alimentos que contenían azúcar o un sustituto del
azúcar un día sí y un día no. Los niños que recibieron azúcar no demostraron
tener una conducta o capacidades de aprendizaje diferentes de quienes recibieron
el sustituto de azúcar. Otro estudio en el que los niños recibieron cantidades
mayores que el promedio de azúcar o sustitutos de azúcar mostró resultados
similares.
Los aditivos alimentarios: Una reciente
investigación británica indica que puede existir un vínculo entre el consumo de
ciertos aditivos alimentarios, como colorantes artificiales o conservantes, y
un aumento en la actividad. Se están realizando investigaciones para confirmar
estos hallazgos y para aprender más sobre como los aditivos alimentarios pueden
afectar la hiperactividad.
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ResponderEliminarUna reciente investigación británica indica que puede existir un vínculo entre el consumo de ciertos aditivos alimentarios, como colorantes artificiales o conservantes, y un aumento en la actividad. Se están realizando investigaciones para confirmar estos hallazgos y para aprender más sobre como los aditivos alimentarios pueden afectar la hiperactividad.